La tecnología nos ha traído muchos beneficios al otorgarnos estrategias novedosas para hacer nuestra vida más práctica, tanto que muchas personas nos podemos considerar aficionadas y querernos mantenernos en la vanguardia. Este 2025, se consideró el nacimiento de la generación Beta que se caracteriza por crecer en un mundo con inteligencia artificial, realidades aumentadas y la posibilidad de estar en contacto a cualquier tipo de información rápidamente.
Sin embargo, la inmediatez y practicidad de la tecnología ha creado a los “dispositivos niñera”, término adjudicado al hecho de otorgarle un dispositivo electrónico a las infancias para entretenerlas y que permanezcan en un solo lugar, a veces por largas horas para evitar que lloren o interrumpan nuestras actividades. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2019), no se recomienda el uso de pantallas tales como televisores, tabletas o celulares en menores de un año y sugiere que en menores de cinco, la exposición sea menor a dos horas y, de preferencia, con fines educativos. En esta etapa de vida, su tiempo de atención es limitado, por lo que el uso de pantallas también debería ser reducido.
Es importante destacar que este no es el único problema, las pantallas también se han vuelto una especie de “chupón emocional”. Es decir, cuando una infancia se encuentra viviendo alguna emoción que no es agradable, utilizan una pantalla para distraer sus emociones incluso en su zona de calma, la cual se esperaría que fuera un espacio donde se permitan sentir y comprender su emoción para poder expresarla adecuadamente. Recordemos que en la etapa preescolar es cuando comienzan a utilizar estrategias de regulación emocional y habilidades sociales. El uso sin control de pantallas disminuye la conexión con su cuerpo y sus emociones, por lo tanto, la dificultad para nombrarlas.
Es importante destacar que, durante el preescolar, la autonomía comienza a ser una base fundamental en su desarrollo. En este momento de vida, se deben establecer rutinas y reglas sobre en qué momentos se puede hacer uso de los dispositivos electrónicos y esta regla puede ser aplicable para toda la familia. Desafortunadamente, no siempre cumplimos los acuerdos que establecemos porque también nos hemos vuelto dependientes de la tecnología. Lo cual, deriva en la dificultad para poner límites con el ejemplo a nuestras infancias.
Si a todo esto le sumamos la exposición a contenidos como terror y violencia no adecuados a su edad, puede desencadenar otros malestares emocionales que las infancias reconocen muy bien, tales como mayores niveles de ansiedad y miedo, dificultad para dormir y pesadillas e incluso adicción. Además, dicha exposición puede desensibilizar a los niños a la violencia, lo que lleva a una normalización del comportamiento agresivo entre pares.
El acceso a los contenidos inadecuados de terror, violencia y pornografía están disponibles en plataformas y videojuegos con chat abierto, estos espacios son de mayor riesgo ya que pueden estar en contacto con groomers. El Grooming se refiere a cuando una persona adulta se hace pasar por otra, puede fingir ser una infancia o adolescencia para así tener contacto ellas, se gana su confianza, y conforme pasa el tiempo le pide información personal, encuentros presenciales o fotografías con contenido sexual que después puede vender o utilizar para extorsionar. Estos delitos están relacionados con la trata de personas, un problema realmente preocupante, se estima que por cada víctima identificada existen veinte más sin identificar (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2006). Estas personas abusadoras se aprovechan de las necesidades de afecto, comprensión y dificultades económicas a través de engaños, por lo que nadie está exento a caer en estas trampas.
Como personas adultas hemos aprendido a vivir con la tecnología y sabemos que existen estrategias para evitar su exposición como utilizar antivirus y pines parentales para bloquear anuncios y contenidos no adecuados a su edad; activar modos de búsqueda segura; establecer la regla de preguntar primero la clasificación del contenido antes de poder verlo; no agregar a personas desconocidas; sin embargo, la tecnología se actualiza constantemente y no podemos tener un control absoluto sobre ella por lo que debemos mantenernos vigilantes de lo que ven.
Además, es importante detenernos a reflexionar en cómo el uso desmedido de pantallas influye en la vida de nuestras infancias y de nosotros mismos. ¿Cuánto tiempo le dedican nuestras infancias a las pantallas y cuántas horas le dedican al juego libre en la vida real? ¿A qué juegan las infancias cuando están juntas? ¿Cuánto tiempo y cómo compartimos con nuestras infancias momentos de calidad?
La tecnología no debería ser un enemigo si su uso no representa una dificultad para relacionarnos cara a cara, por lo que es fundamental hacerles saber a nuestras infancias que estamos presentes en su vida, demostrarles cómo se deben vivir los valores que queremos enseñarles, así como fomentar la salud y el bienestar dentro del hogar. Recordemos que, detrás de una pantalla hay una vida por vivir y la podemos compartir con las personas que más queremos.
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